Por: José Núñez.
El cuento es un género literario que no todos sabemos contarlo bien, es decir, con arte, y mucho menos escribirlo, los que poseen ese don, nos deleitan cuando leemos sus obras. Éste, es una narración de ficción que puede ser breve o extensa, es un relato generalmente indiscreto de un suceso falso o de pura invención del autor.
Los cuentos se caracterizan por ser más largo que la fábula, y basándose en hechos ficticios, no reales, pero se pueden adoptar de una realidad, el autor dominando los escenarios, los detalles, y la conclusión de lo que se está exponiendo.
El que escribe un cuento al dominar todo el escenario, su finalidad es mantenernos en expectativas y divertirnos, tal cual dicen varias canciones y poemas románticos, «como un final de cuento», que puede ser feliz o de frustración.
Por el lado de la fábula, que es un breve relato ficticio también, el cual puede crearse en prosa o verso, con intención didáctica o crítica, frecuentemente manifestada en una moraleja final, y en el que pueden intervenir personas, animales y otros seres animados o inanimados.
En otras palabras, la fábula es ficción artificiosa con que se encubre o disimula una verdad. Es impersonal, casi siempre sus personajes los representan animales, también es consejera, hace advertencias en formas anecdóticas, nos orienta, nos refleja gráficamente lo que puede suceder cuando nos equivocamos.
En este contexto, el cuento en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) no tuvo un comienzo de miel, la creación de éste fue producto de la división del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), por allá por el año de 1973, y para consolidarse como un partido grande o que podía llegar al poder, tuvieron que esperar 17 años.
Y aun así, en el 1990 vivieron lo que fue sin dudas su peor crisis institucional, después de no haber alcanzado ganar las elecciones, un número significativo de sus principales dirigentes y cuadros políticos renunciaron de la organización, y el drama continúo en el 1994, ya que tuvieron un descenso en la simpatía popular para las elecciones de ese año, apenas llegaron al 13.3%, lo que amenazó con poner al PLD como un recuerdo de la historia política nacional.
Aunque increíblemente, dos años después, en el 1996, post crisis electoral del 1994, comenzaron a controlar el principal poder del Estado, es decir, el Ejecutivo, y a pesar de haber perdido las elecciones del 2000, ya su semilla estaba sembrada y el cuento gobernando lo comenzaron a escribir los hijos de Juan Bosch desde el citado año 1996; ya van rumbo a dos décadas.
Ciertamente, han manejado el escenario entre todo tipo de opiniones, es decir, favorables y desfavorables, pero la materia está aprobada, aunque aquí no vamos a discutir la puntuación o la letra que le toca, pero que quede claro, no están en rojo en la administración del Estado.
Entonces, como el poder prolongado desgasta, aunque estar en la oposición por varios períodos es peor, «ésta te aniquila», muchos han entendido con razones justificadas, que los peledeístas últimamente parecen cansados de sus éxitos o del Poder, y unos de los detalles que los delata más, es lo desbocados que lucen muchos de sus principales dirigentes, la excepción la representan entre otros pocos, Danilo Medina y Leonel Fernández.
Inclusive, se involucran en estos debates internos muchos aéreos que están de paso, atraídos por las mieles que irradia el poder, pero que les da y les importa un comino lo del PLD, especialmente cuando dejen de controlar el erario o no estén éstos en sus apetecidos cargos.
Evidentemente, al cuento escrito por los morados hay que ponerle de frente la fábula, que aunque te lo narra en pura ficción y hasta utilizando animales y objetos, pero son verdades irrefutables, comprobables, que se convierte en consejos anecdóticos, refranes y frases proverbiales.
Entonces, los dos que tienen al toro por los cuernos, que pongan los torniquetes donde deben ir, y que cachen al que haya que cachar como lo hacían antes, el pueblo está alerta y opinando.
No permitan que su cuento que lleva un buen rato con muchos párrafos de felicidad, tenga que concluir la narración o historia apelando a lo que les advierten muchas veces las fábulas, de las cuales algunas las escribió el mismísimo fundador de su partido, su líder, el profesor Juan Bosch y Gaviño.
¡No pasen del cuento a la fábula, del yo lo hice, al te lo dijo, te lo dije o me lo decían!